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Este blog no es de crítica especializada ni académica, solo de comentarios «al dente» de un espectador común.

Advertencia: destripe.

Algunos comentarios hacen referencia a momentos claves del argumento o al desenlace de este (destripe, spoilers).

02 mayo 2014

Antes de partir - Rob Reiner (2007)



Critón, debemos un gallo a Esculapio; no te olvides de pagar esta deuda.
Últimas palabras de Sócrates[1].


Hace muchos años, una secretaria del interior (la provincia) visitaba a la secretaria que trabajaba a nuestro lado y le contaba lo que estaba haciendo en Caracas: «arreglando sus cosas». Daba detalles de lo que adelantaba mientras nosotros oíamos, porque era inevitable. Quedamos estupefactos: ella estaba arreglando los papeles referentes a propiedades y cuentas bancarias para que sus hijos no tuvieran problemas al ella morir, evento que estaba próximo, pues enfrentaba una enfermedad en fase terminal.

Antes de partir (también llamada Ahora o nunca) está lejos de ser una obra maestra del cine, pero es una tragicomedia bien hecha, que llama a la reflexión —con sonrisas y también con tristeza— sobre el tema de mayor trascendencia para el ser humano: la muerte. Y también sobre la vida. Carter (Morgan Freeman), un mecánico automotriz que es diagnosticado con cáncer en fase avanzada y Edward (Jack Nicholson), dueño del hospital donde internan a Carter, quien también padece de esa enfermedad, coinciden en la misma habitación. Un buen día, Carter realiza una lista de las cosas que desearía hacer antes de morir. La idea de la lista se la había dado un profesor de filosofía en sus tiempos de escuela. Ambos hacen una lista y, con los recursos económicos de los que dispone Edward, van cumpliendo sus deseos uno por uno, desde el más sensato hasta el más alocado. Ambas actuaciones son excelentes, como es de esperarse. El argumento detallado se puede leer en este enlace. Esta cinta nos muestra un lado pragmático sobre la muerte: qué voy hacer antes de morir, qué gustos me voy a dar.




Una lista real que es un regalo inapreciable.

Por otra parte, hay gente que, en la antesala de la muerte, ha exteriorizado sus pesares por lo que hicieron, por lo que no hicieron, por lo que hubieran hecho distinto. La escritora y compositora australiana Bronnie Ware emprendió la tarea de compilar y clasificar esa información hasta que llegó a ser material para un libro. Transcribo a continuación una traducción libre de la sinopsis de esa información, que ella comparte con todos nosotros en uno de sus sitios web:
http://www.bronnieware.com/Regrets-of-the-Dying.html
(antes http://inspirationandchai.com/Regrets-of-the-Dying.html) [2]:

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Los arrepentimientos de los moribundos


Durante muchos años trabajé en cuidados paliativos. Mis pacientes eran los que habían ido a morir en su casa. Compartimos algunos momentos increíblemente especiales. Estuve con ellos durante las últimas tres a doce semanas de sus vidas.

La gente crece mucho cuando se enfrenta a su propia mortalidad. Aprendí a  no subestimar nunca la capacidad de crecimiento de las personas. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno experimentó una variedad de emociones, como se esperaba, la negación, el miedo, el enojo, el remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Cada paciente encontró su paz antes de partir, todos y cada uno de ellos.

Cuando les pregunté acerca de si tenían algún arrepentimiento o de si hubieran hecho algo de manera diferente, temas comunes surgieron una y otra vez. Estos son los cinco más comunes:


1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaron que yo tuviera.

Este fue el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta de que su vida está a punto de terminar y la miran hacia atrás con claridad, es fácil ver cuántos sueños no se han cumplido. La mayoría de la gente no había cumplido aún la mitad de sus sueños, y tenían que morir sabiendo que era debido a las elecciones que habían tomado, o a las que no habían tomado.

Es muy importante honrar y tratar de hacer realidad al menos algunos de tus sueños en el camino. Desde el momento en que se pierde la salud, ya es demasiado tarde. La salud trae una libertad de la que muy pocos se dan cuenta hasta que ya no la tienen.


2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

Este lamento lo tuvo cada paciente de sexo masculino que cuidé. Se perdieron la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaron de este pesar. Pero, como la mayoría eran de una generación anterior, muchos de los pacientes de sexo femenino no habían sido el sostén de su familia. Todos los hombres que cuidé lamentaron profundamente el haber gastado sus vidas en el círculo de una existencia de trabajo.

Al simplificar tu estilo de vida y tomar decisiones conscientes en el camino, es posible que no necesites los ingresos que crees necesitar. Y mediante la creación de más espacio en tu vida, te vuelves más feliz y más abierto a nuevas oportunidades, algunas más adecuadas a tu nuevo estilo de vida.


3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.

Muchas personas suprimieron sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a ser lo que eran realmente capaces de llegar a ser. Consecuentemente desarrollaron muchas enfermedades relacionadas con la amargura y el resentimiento que tenían.

No podemos controlar las reacciones de los demás. Sin embargo, aunque las personas pueden reaccionar inicialmente al cambio en tu forma de vida si lo explicas con honestidad, al final lleva la relación a un nivel completamente nuevo y más saludable. O es eso, o sales de esa relación poco saludable en tu vida. De cualquier manera, tú ganas.


4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.

A menudo no se dan cuenta realmente de los muchos beneficios de mantener los viejos amigos hasta sus últimas semanas de vida, y no siempre fue posible localizarlos. Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían descuidado sus amistades de oro con el paso de los años. Se lamentaban profundamente por no haber dado a las amistades el tiempo y el esfuerzo que se merecían. Todo el mundo extraña a sus amigos cuando se está muriendo.

Es común para cualquier persona con un estilo de vida ocupado dejar que las amistades se desvanezcan. Pero cuando tú te enfrentas con la muerte cercana, los detalles físicos de la vida desaparecen. La gente quiere poner sus asuntos financieros en orden, si ello es posible. Pero no es el dinero o el estatus lo que guarda una verdadera importancia para ellos. Quieren poner las cosas en orden más para el beneficio de aquellos a quienes aman. Por lo general, sin embargo, están demasiado enfermos y cansados para manejar esta tarea. Al final, todo se reduce al amor y a las relaciones. Eso es todo lo que queda en las últimas semanas: el amor y las relaciones.


5. Me hubiese gustado haberme dejado ser más feliz.

Este es un sorprendentemente común lamento. Muchos no se dieron cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Se habían quedado atrapados en patrones y hábitos antiguos. El llamado «confort» de la familiaridad se desbordó sobre sus emociones, así como sobre su vida física. El miedo al cambio les había hecho fingir frente a los demás, y frente a sí mismos, que estaban satisfechos; cuando por dentro anhelaban reír debidamente y tener algo de tonterías en su vida nuevamente.

Cuando tú estás en tu lecho de muerte, lo que los demás piensan de ti está muy lejos de tu mente. ¡Qué maravilloso es ser capaz de soltarse y sonreír otra vez, mucho antes de que te estés muriendo!

La vida es una elección. Es TU vida. Elige conscientemente, elige sabiamente, elige honestamente. Elige la felicidad.


Bio: Bronnie Ware es una escritora y compositora de Australia, que pasó varios años cuidando de la gente que muere en sus hogares. Ella recientemente ha publicado un libro completo titulado Los cinco mandamientos para tener una vida plena: ¿De qué no deberías arrepentirte nunca? Es una memoria de su propia vida y la forma en que se transformó a través de los arrepentimientos de las personas moribundas que ella cuidó. La edición en español está disponible a través de Random House Mondadori.
www.bronnieware.com

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De regreso al filme

La lista de Carter y Edward es más materialista, incluye actividades como conocer sitios o hacer cosas que no habían hecho, más bien darse gustos; no es tan real e intangible como la que nos ofrece la señora Ware. Tienen una diferencia fundamental: la de la sra. Ware es la lista de los arrepentimientos, de las correcciones que hubieran hecho en sus vidas quienes están en el umbral de la muerte (con vista al pasado), mientras que la lista de Carter y Edward son deseos que harán antes de morir (con vista al futuro). A pesar de estas divergencias, los deseos —tangibles— de Carter y Edward terminan siendo intangibles, pues activan las emociones y los sentimientos, sin ellos habérselo propuesto ex profeso.

Rob Reiner nos deleita con esta simpática pero reflexiva película sobre tan macabro tema como el fin de nuestra existencia. Véala cuando tenga ánimo de hacer su propia lista mientras saborea un café, de preferencia el exclusivo Kopi Luwak, del que gustaba Edward. O, mejor aún, decídase por empezar a seguir la muy recomendable lista de la señora Ware.


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[1] Fedón, de Platón, en:
http://www.filosofia.org/cla/pla/azf05009.htm
[2] Traducción libre, con permiso de la autora, del original en inglés que está en:


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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